El origami es un arte tradicional que consiste en el plegado de papel sin usar tijeras ni pegamento para obtener figuras de formas
variadas. Sus orígenes se remontan a China, aunque es en Japón donde logró su máximo esplendor para luego expandirse por
todo el mundo. En un primer momento, su práctica
se relacionaba con las clases altas debido al costo y la exclusividad de los
insumos. Las figuras se realizaban con fines religiosos, inspiradas en
elementos de la naturaleza o para rendir culto a los antepasados. Así se
produjo el primer plegado: la mariposa de papel, ofrenda en las ceremonias
matrimoniales como símbolo de la unión y el amor constante.
Esta tradición se extendió luego al resto de la población
como esparcimiento y diversión, entre padres e hijos; de este modo crearon
grullas, libélulas, ranas, monos, peces, etc. Impactados por las maravillas que
se podían crear con un simple papel, los musulmanes adoptaron el arte y lo
llevaron a España, donde le dieron el nombre de Papiroflexia. Luego de las expediciones
de Colón a América, el origami llegó a dicho continente.
El primer registro de la técnica se encuentra en “La Historia
del Príncipe Genji” (100 dC), en donde se menciona cómo las cartas de amor de
excelente caligrafía y plegado exquisito se regalaban entre los enamorados.
TÉCNICA y
MATERIALES
Con paciencia y tranquilidad, el origami es la técnica de
doblar y desdoblar papel para lograr figuras semejantes a la realidad,
generalmente partiendo de una base cuadrada o rectangular. Para llevarla a cabo,
no se emplean elementos para unir, adherir o cortar si se trata del modo
tradicional. Los modelos pueden insertarse unos dentro de otros si la figura lo requiere.
El tipo de papel que se necesita es aquel cuya pulpa está
teñida (existen en el mercado papeles especiales para origami), para así evitar
las vistas de los dobleces blancos; y
debe ser moldeable (evitar gramajes superiores a 120 g).
El lugar de trabajo debe ser limpio, firme y liso. Para
marcar el doblez se utilizan las uñas de los dedos pulgares arrastrándolos a lo
largo del pliegue. Para lograr un buen resultado en la figura se deben seguir
pacientemente todos los pasos del diagrama sin evitar las estadías intermedias.
BENEFICIOS
Proporciona
estímulo físico y mental. Ayuda desarrollar la coordinación mano-ojo, las
destrezas motoras finas y la concentración mental. El uso de las manos estimula
directamente las áreas del cerebro. Se utiliza en diversos contextos terapéuticos,
tales como la terapia artística y la rehabilitación de lesiones y derrames
cerebrales.
El plegado de papel
nos desafía a nivel cognitivo al seguir instrucciones y aprender nuevas
destrezas y actividades. Físicamente nuestras manos se activan. Los impulsos se
envían al cerebro y se activan ambos hemisferios, el derecho y el izquierdo.
Las áreas táctiles, motoras y visuales del cerebro se activan y se usan. La
memoria, el pensamiento no verbal, la atención, la comprensión tridimensional y
la imaginación se estimulan con la exploración del origami que hacemos
mentalmente.
La satisfacción
emocional es un subproducto de nuestro trabajo, pues podemos ver cómo un trozo
de papel se transforma en una nueva creación. Muchos encuentran en el plegado
de papel una forma de relajación.